Las investigaciones científicas son una parte primordial en la sociedad moderna. Gracias a ellas avanzamos en campos como la tecnología o la medicina y los países más desarrollados luchan por tener el mayor número de investigaciones, aumentando cada año el capital destinado a éstas.
En el comienzo del uso de nuevas
técnicas o investigaciones no se sabe a ciencia cierta todas las posibilidades
que tienen, históricamente muchos objetos y máquinas han surgido de forma
secundaria a una investigación. Un ejemplo puede ser el viaje a la Luna: un
hecho que no tiene que ver con nuestra vida diaria nos ha dejado el velcro y el
microondas entre otros. También está presente la idea de que la investigación
no solo repercute a una ciencia o sector único, siendo una prueba el uso de
máquinas médicas que miden los impulsos del cerebro para el uso de técnicas de
mercado.
Con esta introducción queremos
mostrar que las posibilidades del neuromarketing son muy numerosas, que muchas
de estas aún las desconocemos y no solo son aplicables a técnicas o
investigación de mercados. Cada vez más empresas usan este método para
desarrollar sus productos, ya que no hay mejor manera que mirar directamente lo
que piensa el consumidor.
Pero otras empresas como Microsoft
usan estos métodos para diferentes usos, como el estudio mediante la técnica
del encefalograma. Nos referimos a las interacciones de los usuarios con las
computadoras. Otro ejemplo es el estudio de los rostros para saber sus emociones.
¿Y si esto se utilizara para saber constantemente cómo nos sentimos y no solo
para saber lo que opinamos de un producto o anuncio?, ¿o para saber si mentimos?
Google está creando unas gafas de realidad virtual que a primera vista parece
futurista, pues la posibilidad de llevar consigo la técnica proporcionada por
el neuromarketing daría lugar al conocimiento de la mentira y de las opiniones
que tienen los demás de nosotros. ¿Estas gafas violarían el derecho a la
intimidad, y a la libre expresión del artículo 18 de la Constitución Española?
¿Sería ético?, pero lo más importante ¿sería legal?
Los límites dentro del sector del
marketing son también numerosos e incluso preocupantes. Algunos grupos de
consumidores creen que con estas técnicas pueden conseguir o averiguar la
manera de conocer el impulso del subconsciente de nuestras decisiones de compra
y emularla, es decir, que las empresas consigan hacer que compremos lo que
quieran, cosas que puede que no necesitemos solo para su beneficio. Con esto
tampoco se puede dejar de lado las posibilidades de que las empresas logren por
fin conocer nuestras verdaderas necesidades y dejar de vendernos cosas
innecesarias usando excesivamente la publicidad, entre ellas, la engañosa.
Otro tema por el que todavía sufre
el neuromarketing es la artificialidad de la investigación de mercado, puesto
que la actividad cerebral en un laboratorio puede no ser igual al
comportamiento del cerebro en un supermercado o en el lugar donde se produzca
la decisión de compra.
Asimismo, otro problema podría
ser el proceso de compra de los clientes, ya que dicho proceso tiende a ser
largo, lento e involucrar a muchas personas, por las que el consumidor se verá
influenciado, por lo que puede ser difícil medir estas decisiones de manera
fiable.
Un rasgo muy negativo en el neuromarketing
es que existe una total ausencia de regulación, puesto que no existen
organismos, ni leyes, ni siquiera reglamentos que regulen la investigación del
neuromarketing y deberían generarse, para que no se coartara la libertad de
elegir nuestros propios productos o inclusive algo más grave, que se vulnerara
un derecho fundamental.
La información puede utilizarse
para discriminar individuos o explotar rasgos neurológicos particulares de
subgrupos. Esto sería como explotar una debilidad biológica de determinados
individuos o relativa a determinados estados físicos, por ejemplo una persona
que mediante dichas técnicas las empresas saben que esta hambrienta, y se
aprovecharían de ello, ofreciéndole comida.
Todos los seres humanos somos
distintos y no actuamos de la misma manera, por tanto las respuestas cerebrales
de un pequeño grupo no se podrán utilizar para generalizar a una gran población.
Por tanto si se utilizan datos de neuromarketing para diseñar un producto y luego
perjudica a alguien, el neuromarketing tendrá parte de culpa.
Conclusión: Con este artículo
queremos mostrar tanto las posibles ventajas como inconvenientes que surgen para
la población de un uso inadecuado de una investigación, que aunque este aún en
sus inicios, va a ser de suma importancia en varios sectores científicos.
¿Estamos preparados para estos cambios? Dentro de no muchos años con todas
estas técnicas e innovaciones las empresas serán capaces de leer la mente de
los consumidores. ¿Pueden utilizarse las técnicas de neuromarketing para medir
las preferencias más allá de la tarea que están realizando? ¿Podemos confiar en
que empresas la usarán en un beneficio general y no solo para aumentar sus
ventas?
0 comentarios:
Publicar un comentario